Sinopsis:
El mundo se ha terminado para
Gillian ahora que él la ha abandonado. Es cierto que una niña ha nacido de los
dos. Pese a eso, ella no puede con el destrato social, con la soledad. Solo ve
un océano de niebla, un abismo. La luz, sin embargo, aparece por accidente y
decide iluminarlo todo.
En la Inglaterra de 1860, las
fábricas ya comienzan a ser parte del paisaje y un símbolo de la modernidad.
Sin embargo, la moral sigue siendo una forma antigua. Esa moral es la que
condena a Gillian por ser madre soltera, por haberse entregado a los engaños de
un hombre que faltó a cada una de sus promesas. Sin esperanzas, decide mudarse
a otra ciudad y comenzar a trabajar como hilandera en una fábrica textil.
Su vida es monótona, nadie la
conoce, se pierde entre los otros obreros del barrio fabril. Un accidente, sin
embargo, la singulariza. Un hombre de recursos la atropella con su carruaje, le
arruina los zapatos. Gentil, él la lleva a la casa, le regala un nuevo par, la
visita, se preocupa por ella. Esa luz que se abre paso irrumpe de golpe en la
vida de Gillian. Es el calor que quiere disipar el océano de niebla que la
rodea.
Ahora que las cartas están
echadas, los dos deben dejar de lado la vetusta moral, para cruzar esa niebla
que se interpone entre ambos, para transformarla en una calidez que los cobije.
Elizabeth Bowman ha escrito una
novela que se lee como una fábula, una historia de amor que es un modelo de
otras, pero que también tiene la singularidad de aquellos personajes que se
abren paso y que quedan en la memoria de los lectores.
Opinión personal:
Tenía pendiente esta historia
desde hace tiempo y al ver que podía escucharla, no lo dudé.
Elizabeth Bowman escribe
historias muy bonitas, enternecedoras sabiendo reflejar muy bien la difícil
situación de la mujer de la época.
La historia se centra en Gillian
una joven decidida y resuelta que ha tenido la desgracia de fiarse del hombre
que no debía. Por suerte, gracias a la familia amiga con la que vive, es capaz
de rehacer su vida en un pequeño pueblo industrial de Gran Bretaña, es una
beldad y pronto atraerá la atención de otros hombres, pero ella está determinada
a vivir su vida tranquila, con su pequeña y sus amigos y da por terminado
cualquier opción de volverse a enamorar. Su culpa y su propio menosprecio por
creerse —algo totalmente equivocado— falta de fortaleza hacen de
ella una mujer algo seria con los que no conoce. Pero resulta totalmente
encantadora.
El libro me ha parecido muy centrado en el personaje femenino y, a través de ella y otros personajes secundarios de mucho peso en la novela, la autora refleja a grandes trazos el floreciente mundo industrial y la forma en la que vivían los trabajadores de las fábricas. Un tema interesante, no obstante, no llega a ahondar con tanta profundidad como para dejar que esa parte reste protagonismo a la interacción entre Gillian y su mejor amiga y sus padres.
En una situación opuesta,
encontramos a Simon, el abogado de la fábrica donde ella trabaja. Un hombre en
una escala social muy superior a la de ella, arisco, serio y poco dado a la
interacción con otros, pero que queda prendado de esa damisela al instante. Es
honesto y justo y, desde luego, queda bastante claro que es un hombre que
merece la pena.
He disfrutado de las
conversaciones entre Gillian y Jane a través de las que la Elizabeth Bowman va reflejando
la diferencia de carácter de cada una de ellas y nos ayuda a ir conociendo tanto
su personalidad como sus sentimientos.
La historia resulta muy bonita y, sin ninguna duda, muy tierna. Gillian no puede encontrar una pareja mejor que Simon, no tan solo para ella. Además, el supuesto conflicto no tarda en verse resuelto y será otra figura la que vendrá a enturbiar su relación. Algo que nohe encontrado muy relevante. No obstante, el romance me ha parecido algo apresurado ya que ambos quedan prendados mutuamente tras apenas verse en tres o cuatro ocasiones. El tema queda algo difuminado porque sus encuentros trascurren a lo largo de toda la novela, pero, en verdad, las conversaciones y encuentros entre ambos son apenas unos cuantos, y ya sabéis que no soy muy fan de amores instantáneos, pese a lo mucho que lo nieguen los personajes. Me ha faltado mayor interacción entre ambos: más escenas y más conversaciones.
Creo que empiezo a darme cuenta
de las diferencias entre leer y escuchar. —Y pensaréis ahora qué obviedad acabo
de decir—, pero es que, con lo mucho que me gusta el estilo de Elizabeth
Bowman, tan acorde al periodo en el que sitúa sus tramas, justo con esta novela,
me he dado cuenta de que en varias ocasiones suele abusar un pelín de
adjetivos. Parece una tontería, pero es algo que al leerla no me había dado
cuenta.
«Un océano de niebla» es una
historia bonita de superación y supervivencia, con cierta moraleja acertada que resulta una lectura muy dulce con un estilo cuidado. Una opción para salir de los bailes y nobles.
Datos de interés: Ficha de la novela - Ficha de la autora
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